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CATEGORÍAS BÁSICAS DE CULTURA

B.1 Etnicidad y Saber Tradicional
La realidad étnica en las zonas estudiadas varía mucho. En algunas de ellas coexisten en el seno de las mismas comunidades o pueblos indígenas y no indígenas y prevalece una realidad pluriétnica, plurilingüe y pluricultural. En otras, hay un claro predominio indígena, incluso, en el caso de la Comarca Kuna Yala, una presencia casi exclusiva indígena monoétnica.

No obstante sus fuertes referentes identidarios, los procesos estudiados difieren de los movimientos identidarios fundamentalistas que se observan en otras partes del mundo. Contrariamente a éstos, la afirmación identidaria de los movimientos y sociedades indígenas latinoamericanos estudiados es una afirmación de plurietnicidad y una reinvidicación del derecho a la pluriculturalidad. Es afirmación de sí, y no negación del otro, en el marco de una reinvidicación por "un mundo donde quepan muchos mundos".

En el ámbito cultural, cuando hablamos de autonomía regional y desarrollo sostenible en América Latina partimos, fundamentalmente, del reconocimiento y la apreciación de la diversidad cultural y la diferencia (Urban & Sherzer 1991, Villoro 1999, Grünberg 2002). Pero más que esto, partimos del "reconocimiento de los pueblos originarios en sus propios espacios vitales, la aceptación de la noción Estadopueblo (…) y la continuación de la lucha por espacios vitales colectivos e independientes del sistema oficial" (Albrecht 2002:2). Es decir que desde el punto de vista del presente estudio, el reconocimiento de la multiculturalidad transnacional de América Latina conduce, necesariamente, a una revisión de las estructuras de poder a partir de las distintas identidades colectivas en sus contextos culturales y entornos naturales; y en primera instancia a una revisión de los derechos territoriales. Pero la construcción de sociedades pluriculturales e incluyentes va más allá de la mera constatación de intereses de intercambio y deseos de establecer alianzas solidarias (Cunnigham en Grünberg 2002). Pasa por el fortalecimiento de las diferentes identidades étnicas y colectivas (Grünberg 2002). Y pasa, por lo tanto, por el deseo de dar voz a aquellos grupos cuya autonomía y soberanía están siendo negociadas, con el fin de apreciar sus propias representaciones de esa identidad, estructura social y diferencia, es decir; aquellas realidades socioculturales subjetivas que constituirían la base de los distintos reclamos de autonomía y soberanía. O bien, como argumentaron hace más de una década dos precursors del estudio de las relaciones entre los pueblos nativos y los Estados nacionales en América Latina:

"If we are to understand the course of future events, we need to appreciate the subjective selfunderstanding of the ethnic group – how the group views its own present situation – as well as its objective circumstances understood in terms of interests, resources, and competition" (Urban & Sherzer 1991:5).

En este caso, nuestra misión va más allá del mero interés en comprender estos procesos socioculturales evolutivos. A partir de la función como interlocutores de la articulación de las autoconcepciones, los intereses y recursos de las comunidades latinoamericanas "en vías de autonomía", queremos participar activamente en la creación de espacios políticos de acción común que abran puertas a nuevas posibilidades de convivencia multicultural e intercultural; convivencias capaces de vehicular procesos de desarrollo sostenible a partir del ejercicio de derechos ciudadanos colectivos e individuales en el marco de autonomías regionales y cooperación intraregional en el ámbito de los estados nacionales.

De acuerdo con las comprensiones de la sociología y antropología modernas, la identidad étnica es fundamentalmente cultural, es decir: basada en shared meanings ("significados compartidos"), pero producida y reproducida mediante la interacción social. De ahí que la etnicidad enfatice la diferenciación cultural, aunque las identidades son siempre producto de procesos dialécticos (Richard Jenkins 1997:40), como espejos en los cuales las similitudes y diferencias se reconocen y se delimitan (Roger Bartras 1992). Por lo tanto, al igual que otras identidades sociales y culturales, la identidad étnica es dinámica y ambigua y se halla en continuos procesos de cambio.

(Manuel Ortega Hegg, CASC, Nicaragua; 2004)

B.2 Lenguas y formas de comunicación
El sector educativo constituye uno de los ámbitos fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad y cualquier comunidad. Y para que la educación pueda contribuir óptimamente a la socialización, "culturalización" y formación general de los escolares en lo que refiere a saberes y conocimientos útiles para el desarrollo local sostenible, la educación ofrecida tiene que corresponder a las necesidades de la comunidad y estar basada en la culturalidad local. Por lo tanto, la adecuada regulación de las ofertas educativas es un eje clave para la viabilidad de las autonomías y el desarrollo local, aunque también uno de los más conflictivos. Una de las grandes polémicas están entre distintas posiciones sobre prioridades a dar en la enseñanza entre el lenguaje originario local y el lenguaje nacional mayoritario (en este caso el español).

El cuestionario planteaba preguntas sobre la importancia del aprendizaje de la lengua indígena; sobre la necesidad de conocer varias lenguas; y sobre la adecuación de la enseñanza a las necesidades locales.

Las identidades étnicas, sin embargo, no son simplemente "libres a elegir" sino "se negocian", dado que son sujetos a distintos parámetros socioculturales y relaciones de poder (Hylland Eriksen 1993). De esta manera, las identidades étnicas, al igual que las identidades sociales, sexuales y de género, tienen que ver también con la relación entre elección y obligación y es definida tanto a lo interno, por el grupo, como externamente, por grupos ajenos (Wade 1993). Un indígena, p.ej. no puede elegir ser "blanco", pero sí puede renunciar a la identidad cultural indígena para autoconcebirse – y ser concebido – como mestizo.

De ahí que, obviamente, en investigaciones como la nuestra solo tiene sentido basarse en la autoidentificación étnica de cada encuestado, dado el carácter individual de la negociación de las identidades étnicas, dado que las representaciones se estudian de manera integral, y dada la presunción de una correspondencia lógica entre las percepciones del individuo y su autoidentificación en términos de identidad étnica, diferente a la correspondencia entre las mismas percepciones y la identificación étnica adscrita desde afuera. De la comprensión de la identidad étnica como resultado de procesos de continua diferenciación cultural se desprende el interés por conocer las percepciones locales sobre las delimitaciones entre lo indígena y lo noindígena, entre lo tradicional y lo moderno y entre saberes "propios"; de la comunidad, y "no propios"; comunes de la sociedad.

(Manuel Ortega Hegg, CASC, Nicaragua; 2004)

B.3 La Religión
La tradición de sincretismo religioso de los pueblos indígenas es una de sus expresiones de tolerancia, que contrasta con el dogmatismo y el proselitismo que han tradicionalmente caracterizado el cristianismo. El mismo ha penetrado todas las áreas investigadas, pero coexiste en varias de ellas con referencias religiosas propias. La coexistencia del catolicismo y del protestantismo - donde se da - es en cambio una fuente de división que puede desgarrar las comunidades.

El actor indígena se refiere a su identidad particular para fundamentar reclamos de alcance universal. Los valores a los cuales se refiere y que afirma son valores universales: la inclusión en lugar de la exclusión, el derecho a la diferencia, los valores de solidaridad y fraternidad, la búsqueda del consenso, el respeto a la naturaleza. De las encuestas se desprende que muchos mestizos reconocen y respetan los valores y aspectos propios de las culturas indígenas, como sus saberes particulares o su visión de la naturaleza.

Las representaciones religiosas juegan un papel central en la reproducción social y cultural de las sociedades, en su visión del mundo, y ante todo en la regulación del sistema social. En las regiones multiculturales y de predominio indígena existe una gran diversidad de representaciones religiosas que repercuten de manera distinta sobre la regulación de los sistemas sociales y sobre la percepción de las autoridades que lideran estos procesos. De ahí la importancia de que los regímenes autonómicos sean capaces de mediar adecuadamente entre las autoridades religiosas tradicionales y las autoridades de las iglesias cristianas, garantizando el reconocimiento (cultural, social y legal) de la religiosidad indígena y sus líderes tradicionales a la par de las autoridades de las iglesias cristianas, todo dentro de su respectivo ámbito de significado social. Esta mediación se convierte en uno de los principales retos para los proyectos autonómicos.

Por lo tanto, el trabajo de campo buscaba estudiar algunos aspectos fundamentales de las representaciones religiosas en general y de la valoración de la religiosidad tradicional y moderna en particular. Esto con el fin de averiguar las distintas percepciones sobre la adecuada y equitativa regulación de las relaciones interreligiosas a lo interno del espacio autonómico.

Las representaciones religiosas juegan un papel central en la reproducción social y cultural de las sociedades, en su visión del mundo, y ante todo en la regulación del sistema social. En las regiones multiculturales y de predominio indígena existe una diversidad de representaciones religiosas que repercuten de manera distinta sobre la regulación de los sistemas sociales y sobre la percepción de las autoridades que lideran estos procesos. De ahí la importancia de que los regímenes autonómicos sean capaces de mediar adecuadamente entre las autoridades religiosas tradicionales y las autoridades de las iglesias cristianas, garantizando el reconocimiento (cultural, social y legal) de la religiosidad indígena y sus líderes tradicionales a la par de las autoridades de las iglesias cristianas, todo dentro de su respectivo ámbito de significado social. Esta mediación se convierte en uno de los principales retos para los proyectos autonómicos. En el caso de la encuesta abierta de este segundo trabajo de campo del LatAutonomy se buscaba conocer las representaciones de los principales símbolos religiosos en las regiones de enfoque, así como la valoración de las iglesias cristianas en las comunidades. Esto con el fin de averiguar, por un lado, los distintos imaginarios religiosos que existen en las regiones de enfoque y, por otro lado, las valoraciones del carácter, la presencia y la relaciones intercomunitarias a las cuales están sujetas las iglesias cristianas en las comunidades. Estas inquietudes se enmarcan dentro de la búsqueda general de representaciones que apunten hacia la evaluación de las relaciones de poder y organización interreligiosas en el seno del proyecto autonómico político y cultural.

Los símbolos religiosos son elementos cruciales en la cultura y la cosmovisión de la gente en tanto constituyen representaciones colectivas de comunicación desde los cuerpos sociales más amplios hasta los individuos (Durkheim en Calhoun et. al. 2000). De esta manera, la simbología religiosa constituye un eje central no solo en el imaginario de las identidades culturales sino en las estructuras que sustentan la comunicación y socialización de normas y valores éticoreligiosos. De acuerdo con las pretensiones del segundo trabajo de campo se buscaba conocer en las regiones de enfoque las representaciones simbólicas religiosas con las cuales se identifican los sujetos. Esto con el fin de averiguar la presencia o no de eslabones críticos entre los imaginarios religiosos intracomunitarios y regionales con relación al imaginario nacional, así como entre las relaciones de organización y poder que rigen las expresiones y manifestaciones del imaginario simbólico religioso en estas regiones.

(Manuel Ortega Hegg, CASC, Nicaragua; 2004)

B.4 La Educación

Escuela para niños indígenas en
la Región del Alto Rio Negro, Brasil
El sector educativo constituye uno de los ámbitos fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad y cualquier comunidad. Y para que la educación pueda contribuir óptimamente a la socialización, "culturalización" y formación general de los escolares en lo que refiere a saberes y conocimientos útiles para el desarrollo local sostenible, la educación ofrecida tiene que corresponder a las necesidades de la comunidad y estar basada en la culturalidad local. Por lo tanto, la adecuada regulación de las ofertas educativas es un eje clave para la viabilidad de las autonomías y el desarrollo local, - aunque también uno de los más conflictivos. Una de las grandes polémicas están entre distintas posiciones sobre prioridades a dar en la enseñanza entre el lenguaje originario local y el lenguaje nacional mayoritario (en este caso el español). Se buscaba mediante la encuesta que los informantes manifestaran su opinión respecto a estos asuntos.

Generalmente dicho existe en todas las regiones investigadas la necesidad de una educación intercultural integral para toda la población, fundada en una relación de sujeto a sujeto, lo que implica una reflexión mutua de la asimetría sociocultural y sus causas. La percepción de los informantes claves de las regiones remite también muy claramente a la prioridad que se debe dar a las lenguas nativas en la educación de los niños, es decir: la importancia de la educación bilingüe y, como veníamos concluyendo respecto a las lenguas nativas, de que la educación permita apropiarse de los patrones socioculturales de la sociedad dominante a partir de la "cultura autóctona" . Cabe recalcar que los indígenas mucho más que los mestizos consideran que las lenguas indígenas deben ser prioritarias en la educación de los niños, lo que remite, en la misma línea, a la importancia cultural y comunicativa que tiene para los pueblos indígenas el que los niños aprendan bien sus idiomas originarios nativos como parte natural e indispensable de la oferta escolar formal.

La valoración de la actuación de "los educados" en las comunidades es en general muy positiva y prevalece la argumentación de que "los educados" apoyan el desarrollo de las comunidades.

(Manuel Ortega Hegg, CASC, Nicaragua; 2004)